Todo lo que surge en tu cabeza sirve para sentirlo en papel.
Hoy me he propuesto explicar mi proceso de catarsis con la escritura, con suerte mi manera de hacerlo puede que te ayude a explorar la tuya.
Desde que abrí mi primer blog en 2018 solo me pasaba por la mente lo siguiente:
Si yo pudiera regalarle a alguien la sensación sublime que me provoca escribir, lo empacaría en cajas pequeñas y pondría: para dosis de paz, abrir aquí.
Hoy te quiero regalar la caja de la intimidad con mi escritura:
Mi ritual:
Los espacios para mi son importantísimos, no fluyo de la misma manera en un lugar que en otro. Donde hay muchos distractores, ruido, estímulos, estresantes y si es uno de esos días en los que no tengo mucho enfoque, ¡olvídalo! Ni la hoja en blanco, ni el café recién molido, ni la música más suave me ayudarán.
Para estos días desenfocados pero muy necesitados intimidad, me encierro en la habitación, como ritual básico en la vida de una persona adicta al orden, limpio absolutamente todo mi escritorio, me quedo con los 4 elementos que quiero tener cerca.
Pongo agua a hervir, espolvoreo lavanda en hoja suelta en mi tetera, enciendo velas en la mesa de noche, siempre 3, no 1, no 5, 3 velas son las que me gusta encender. De yoga aprendí la importancia de dar luz a lo que quiero alimentar. 1.- cuerpo físico, 2.- cuerpo espiritual, 3 .- cuerpo mental.
Soy mucho de vivir con los 5 sentidos, todo tengo que sentirlo suave y agradable: texturas, sonidos, olores, sabores, visuales.
Los estímulos suaves me regalan esa delicadeza para sentirme cómoda. Es lo que tiene ser persona altamente sensible.
Silencio todo aparato electrónico que vibre, suene o interrumpa mi proceso creativo con cualquier estimulo intrascendente.
Preparo mi Incienso de palo santo, música para escribir, lápiz y papel.
Momento 1
Una respiración profunda que me provoca cerrar los ojos para centrar la concentración un poco más. En este momento previo al expresar con los dedos me surgen emociones que dejo sentir, a veces toneladas inmensas de ira o frustración que resuenan en mis dientes al apretar la mandíbula, otras, olas de tristeza escurriendo por mis mejillas y, las más, una explosiva sensación de gratitud y felicidad que me brota en el pecho.
Me dejo sentirlo todo, ese es mi espacio seguro, permito que vengan a mi todo tipo de pensamientos, negativos, "prohibidos", sensibles, agradables, placenteros o eróticos.
Dentro de este espacio todo es permitido.
Momento 2
Escribo sin orden y sin sentido, sin preocupaciones por lo prohibido, escribo sin tildes, sin espacios, sin coherencia y sin objetivo.
Palabras, frases incompletas, versos o páginas enteras. Me limito únicamente a hacer lo que sea que pida el lápiz que, ya a este punto, conectado con el corazón está.
Este momento le pertenece solo al alma, mi lápiz y mis sentidos.
Momento 3
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