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  • Foto del escritorAngola

El tatuaje del machismo

Actualizado: 17 ago 2021

La cultura que me formó nunca ha sido algo con lo que me sienta identificada. Desde que tengo memoria siempre cuestioné las formas y actitudes de la sociedad machista que me vio crecer. Ante los ojos y pensamientos de mi país, cualquier expresión de libertad, autonomía y búsqueda de la individualidad es tomada como “Extremista”

No lo entiendo, ni lo comparto, pero lo justifíco, es la educación con la que todos crecimos desde que nacemos, hay comportamientos y actitudes que se ejecutan directo, sin razonarlas, como un tatuaje invisible, pensamientos guardados en nuestro inconsciente colectivo desde el día 1 que nos fue dicho que las niñas juegan a hacer la comida y a alimentar a muñecas como símbolo inconsciente de cuidado y devoción al hogar, vestido rosa de flores, esperando la “protección masculina”, como si fuésemos incapaces de cuidarnos solas. Ese es nuestro rol como mujeres apenas damos el primer respiro de vida.


Los niños por el contrario, nacen con expectativas de protección y fuerza, arrojados a un mundo donde no hay cabida para la sensibilidad y vulnerabilidad, por que ser hombre va de eso, de ser quién lleve los “pantalones”, de esconder los miedos y callar las inseguridades, para cumplir con el rol más falso de todos, la virilidad.


No se trata de encajar con un molde dado por la generalidad de pensamiento si no, por el contrario, crear una identidad propia alejada del “ser hombre” o “ser mujer” para vestir de flores y pantalón, y sentir los miedos y abrazar las inseguridades, y levantárnos con fortaleza para cuidar y proteger con devoción, lo que sea que elijamos como NUESTRO!


Sabernos seres humanos antes que “hombres o mujeres” es: ser, actuar, vestirse y sentirse como así se decida, pero seguir reproduciendo irresponsablemente patrones aprendidos de conducta y pensamiento, nos hace daño como individuos, como sociedad y como influencia de futuras generaciones que hoy nos miran en silencio.


Ningún ser humano debería nacer para cumplir expectativas ajenas a las de él mismo, pero en una sociedad como en la que me tocó nacer, parece imposible aspirar a lo contrario y que salirse del molde no sea juzgado y criticado salvajemente con adjetivos discriminativos como “Loca, lesbiana, feminazi, marimacha”.


Conocer y experimentar otras otras culturas con mentalidad abierta, es reconocer que no hay verdades absolutas, que la vida va de criterios, de elecciones y de fluir con lo que se desee para sí mismo, que uno atrae lo que necesita para su propia evolución, que somos las decisiones congruentes que realizamos, que no somos el lugar donde nacimos y que de vez en cuando hay que apagar el ruido exterior para escuchar la única voz que en realidad importa, la propia.


Hoy te invito a que cuestiones tus pensamientos y acciones, y te preguntes, si el lugar donde estas parado, es el destino que tu elegiste para ti mismo o fue impuesto en tu mente por el “deber ser” o el “que dirán”, si es así, aún estas a tiempo de cambiar ideales obsoletos y elegir una vida consciente de la que te sientas orgullos@.


Gracias por leerme y por compartir este momento conmigo.


Angola G.



Hombre en tren, Londres 2017
Hombre en tren, Londres 2017


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