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Foto del escritorAngola

La realidad del sueño

Actualizado: 14 feb 2023

Uno siempre desea cosas y se pregunta, ¿Dónde quiero llegar?, ¿a donde me veo en X tiempo?, ¿Qué deseo hacer en el futuro? Los deseos que sin pensar pedimos en el soplo de cada vela de cumpleaños, o los que nos atragantamos al ritmo de campanadas frente al televisor en fin de año.


Los objetivos, sueños, deseos, como sea que te guste llamarles, están siempre presentes en nuestras vidas. Pero, ¿Qué determina que ese sueño se quede solo en ese soplo de vela, o en esa uva atragantada en tu garganta? ¿En qué momento los sueños dejan de ser sueños y se convierten en realidades? Cuando pasas del anhelo imaginario a la acción real.


Estamos tan acostumbrados a vivir idealizando las metas, que es precisamente esa ilusión la que mantiene vivo el deseo, como si entre más imposible de alcanzar fuese algo, más lo deseáramos, como si estuviéramos perpetuando nuestra propia frustración de seguir anhelando cosas sabiendo que jamás se materializarán. ¿Te ha pasado?


Esta escritora imaginaria, hoy quiere que vivas en sus palabras lo que pasa cuando el anhelo de cada cumpleaños y las 4581 uvas tragadas finalmente hacen efecto. Que de sueño ideal no tiene nada, que todo deja de ser increíble hasta que te enfrentas a todos los miedos e inseguridades que tu ilusión nunca te advirtió y que es solo cuando la tan anhelada meta, se vuelve realidad, cuando te das cuenta lo difícil que es no solo llegar al sueño, sino mantenerse en el.


Noviembre 2017


Ahí estaba yo, en un avión camino al "sueño". Los primeros 6 meses vivía en un cuento, una historia imaginaria que yo había creado. Parecía idílico, era como una película surrealista. Al despertar miraba por la ventana y tenía que repetirme en voz alta: "Esto es real, estamos aquí". El país era increíble, todo diferente. El estilo de vida, la forma tan peculiar de ser de los locales, el acento, el idioma, la comida, todo muy guay y maravillo sí, pero el tiempo pasaba y con él, el peso de la realidad que me murmuraba al oído: ¿Qué sigue?




Un día desperté un poco más realista, caminando por ese sueño maravilloso que se llamaba vivir en Londres. Paseaba congelada de frio con un té negro en la mano y viendo al Tate modern, me golpeó la realidad.

¿Y ahora qué? ya estamos aquí, somos las más felices y realizadas, lloramos de alegría cada día pero, ¿Y luego?

Yo solo me había preparado para llegar al sueño pero no para lo que seguía después de él ¿Tú sabes la sensación de vacío que eso es?

Lección numero 1: Jamás te centres en la meta, siempre es el proceso y quienes te acompañan en el. Porqué cuando vives solo por obsesionarte con la meta y te olvidas de todo lo demás, el vacío e incertidumbre que sientes por dentro te deja perdido, sin norte.





El tiempo pasaba y para mi sorpresa de novata viviendo en el extranjero, cada día más, era un día menos viviendo en un país que no es el mío. Mi paso por Londres tenía fecha de caducidad. Suena obvio pero con la inmadurez de los 22 años, no te planteas estas cosas. La veinteañera desesperada por un cambio de vida solo quería el sueño hueco, sin plan y sin objetivos a corto o mediano plazo.


Las llamadas a casa me invitaban a hacer lo que cualquier padre obsesionado por el amor y cuidado de su hija haría: ¡regresar a casa! -Hijita de mi vida, ya viviste la experiencia, ya eres feliz de nuevo, ya regresa por favor, ésta es tu casa, tu perteneces aquí-


Regresar, regresar a casa ¡claro! ¡obvio! a donde más voy a ir si estoy sola, no tengo ni quiero hijos, tampoco una casa o espacio personal, no tengo trabajo y tampoco siento un peculiar apego con el país que me vio nacer. Regresar, ¿regresar a qué? ¿a lo mismo? ¿a lo de siempre, a lo conocido?


Llámame loca pero por mucha seguridad que busquemos los seres humanos, el estar frente a un mundo tan nuevo y desconocido, me emocionaba mil veces más que la jugosa y conocida oferta del Sr. González, alias "papá".


¿Regresar? pero si tenía un continente entero por explorar, un cuerpo fuerte y un espíritu hambriento por aprendizajes de vida. ¿Vivir en la incertidumbre o regresar a lo seguro? Elegí la primera. Si, es verdad, en ella nunca sabes que pasará y eso es lo emocionante, la adrenalina de despertar siempre frente a algo nuevo (y estresante después de un tiempo). Estaba harta del aburrimiento y monotonía de una vida segura. Mi vida tenia hambre de cambio.

Lección 2: No te quedes donde no fluyas. Cuando sientas que las cosas, espacios o personas ya te quedan pequeñas, ¡muévete! Cuando tu ser te grite cambio ¡Dáselo, estás lista!




Ahí estaba Angola, sin respuestas, sola y con el miedo a seguir adelante en un mundo completamente nuevo para mi, pero teniendo la certeza de una sola cosa: Regresar no era opción.


En ese momento sabia lo que muchos cuando están más confundidos que un pájaro dentro de una jaula, No sé lo que quiero, pero si sé lo que ya no quiero en mi vida.


Con esa frase comenzó mi búsqueda hacía una vida en donde cambié la ilusión de los deseos de cumpleaños, por metas realistas con objetivos claros frente a la incertidumbre.


Cogí mi kit de confianza de toda la vida desde los 8 años: lápiz y papel.

En números, objetivos y un listado de pros and cons boceté mi vida para los próximos 12 meses y lo demás fue improvisación.


Maleta lista, visado aprobado, mudanza número 3. -Papi, ya no regresamos, ¡Nos vamos!-


Siguiente destino: Madurez e Independencia. Irlanda.





Gracias por leerme.


Si te perdiste la parte anterior la puedes leer aquí Londres


Angola


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