La vida que da, la que se mueve todo el tiempo, la que está en constante cambio. Hacer una cosa 3 horas y cambiar a otra completamente diferente el resto de la tarde, llegar a casa descansar los pies y en media hora salir de nuevo, 10pm estoy que ya no puedo, pero joder como me divierte dar clase, ¡venga Angola! solo una hora mas y terminamos el día.
No tener una sola oficina por que cualquier café con ventana a la calle puede ser la oficina perfecta, (hoy por ejemplo Libreria Laie es la dueña de este momento de intimidad) una playlist melancólica sonando de fondo y gente a mi alrededor que ni se miran entre si, todos estamos igual. Perdidos en la inmediatez del momento.
Cuando me preguntan a que me dedico o me dicen ¿Qué has hecho hoy? Nunca sé que responder, es que yo hago de todo y ¡Me encanta! Siempre he sido así, multitasking. Ponme al frente de lo que sea y sabré hacerlo siempre y cuando me motive, me de paz, placer o me deje dinero. Estas son mis 3 reglas.
Cuando recién llegaba a la ciudad que hoy llamo mi hogar: Barcelona, yo le pedía a la vida, vivir y trabajar en movimiento, hacer cosas nuevas cada día, no tener un solo día igual, ver caras nuevas y hablar en muchas lenguas. ¿Y qué crees? Es justo lo que hago hoy. Yo estaba segura de que así sería.
Nunca olvidaré las palabras de mi primera jefa Australiana, amante de la rutina y de los días perfectamente estructurados — ¡Angola! ¿No te puedes estar quieta? Solo quédate sentada, no necesitas hacer nada más que trabajar frente al ordenador, cómo se nota que el trabajo administrativo no es lo tuyo, estás en el lugar equivocado—
Y claro que tenia razón, "culo inquieto" me llamaba mi madre.
Abrirse camino en lugar nuevo nunca es fácil, pero ya tenía práctica en volver a empezar y al cabo de un mes yo ya tenía trabajo, uno horrible y aburrido pero ¡hey! Después del pesimismo que familia, amigos y conocidos le pusieron a esta nueva etapa en mi vida, el tener un trabajo absurdísimo no se escuchaba ¡nada mal! Suerte que nada de lo que me dijeron me creí. Te imaginas que hubiera pasado si hubiera considerado escuchar al Horacio aquel que me dijo: -Pero ¿ya te lo pensaste bien? Tu que vas a ir a hacer sola allá, si no hay trabajo, si la pandemia lo está arruinando todo, no te vayas, quédate donde estás, así estas bien- o a mi querida Silvia llorando diciéndome: - Pero ¿y tú familia? No los vas a ver más, te vas a perder las fiestas familiares, el bautizo del pequeño, las navidades, los momentos importantes, el ver crecer a los pequeños, el ver a los grandes hacerse mayores, no se te olvide que uno solo pertenece a donde está su familia-
Mientras en mi cabeza solo escuchaba:
- Angola, estamos listas para esta nueva etapa, nos ha costado mucho tiempo, crisis pero sobre todo dinero tomar esta decisión. Tenemos 10% de miedo a lo desconocido y 90% de emoción por lo que sigue en nuestra vida. El mundo en crisis si, y llámame loca pero aun y a pesar de todo lo que sucede fuera, esta decisión se sigue sintiendo correcta. Es aquí Angola, es ahora, ya estamos listas, la vida nos ha preparado. ¡Hazlo! -
De historias estamos hechos.
Ningún argumento es malo, toda percepción viene cargada de nuestras experiencias de vida. El argumento de Silvia venia de un pasado de mucho dolor y abandono por su familia. Con esa hambre de pertenecer se pasó una vida anhelando una familia y apenas pudo formar la suya se instalo en su cabeza la idea de que: uno pertenece a donde está su familia. Pero ese es su pensamiento cargado de su historia de vida, no de la mia.
El afán de "quédate donde estás, no necesitas más" de Horacio pertenecía al dolor de su niñez cuando con solo 6 años vio a su padre con su otra familia secreta, mientras escuchaba a su madre repetir, -Nunca hemos sido suficientes para ti- El no sentirse suficiente promueve su idea que no buscar más allá de lo que dijeron que podía y así sucesivamente
Y así es como el tiempo y el entender al otro me hacen solo respetar, escuchar y terminar la conversación con un gran: ¡Gracias tía, amiga, hermano! Aprecio el amor detrás de tus palabras.
5pm, ¡Hora de irme! Al final terminé siendo la mujer estructurada que tanto desdeñé.
Hasta otro momento inesperado de total intimidad......
Angola G
Lugar para escribir (La atención es fea, el café frio y quemado, pero la atmósfera es "guay")
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